~Jack POV~
Seguía en la búsqueda de mi Cutie Mark: de hecho, todos los que conocía ya la tenían, ¡qué frustración! Tampoco ayudaba que me gustara descansar acostado sobre las nubes pequeñas (las cuales podía manipular para que tiraran algunos cuantos copos de nieve) y me distraía fácilmente para jugar con potros más pequeños, sobre todo los que veía tristes o aburridos en las calles. Uno de esos días vi a un potro sentado frente a la puerta de su casa muy desanimado.
—¡Oye! —llamé su atención una vez que me acerqué volando— ¿Por qué tienes esa cara?
—Ayer tuve pesadillas —contestó—, desperté y todavía me asustan. ¿Y si vuelvo a tenerlas hoy en la noche?
No me gustaba la idea de verlo preocupado, pero pensé en algo que podría animarlo.
—Solo son sueños, ¡relájate! Tengo una buena idea para eso...
Más al rato, él estaba patinando feliz a mitad de la calle gracias a que yo había congelado el pavimento. Otros potros lo vieron y también se unieron al juego. Todos nos divertíamos hasta que un potro adulto muy gruñón resbaló y luego se puso a regañarnos, así que huimos de ahí. Los potros que venían conmigo reían felices.
—¡Gracias, Jack Frost! —el potro que había tenido pesadillas ahora se veía más animado.
—¡Cuando quieran!
Así pasaron mis días: de vez en cuando me encontraba con potros que habían sufrido pesadillas y estaban tristes por eso, pero lograba animarlos con mis habilidades. Al inicio de otro día, muy temprano en la mañana, mi hermanita Anna y yo esperábamos en la plaza: ella usaba abrigo porque yo se lo había pedido.
—¿Cuándo
idemos, Jack? —preguntó mi hermana, quien todavía no podía pronunciar bien la letra "r".
—En cuanto llegue Mio.
—Ahh... —parecía impaciente pero sonrió al mirar a otro lado— ¡Ahí viene!
Mio llegó corriendo y se detuvo frente a nosotros agitada mientras recuperaba el aliento. Ella cargaba una mochila.
—Perdón por... tardarme... Al fin estoy aquí...
—No te preocupes —sonreí y vi la mochila con curiosidad— ¿Qué traes ahí?
—Ah, bueno... Creí que estaríamos al aire libre así que preparé sándwiches y traje cosas para un día de campo...
La verdad no se me había ocurrido: si llevábamos comida no tendríamos que volver tan pronto. ¡Fue bueno invitar a Mio!
—¡Excelente idea! ¡Vamos!
Ellas no sabían a dónde las llevaría: era sorpresa. Caminamos hasta dejar Ponyville y comenzamos a subir por una montaña.
—¿Iremos a las montañas nevadas? —preguntó Mio sorprendida.
—Sí, pero no se preocupen: no iremos muy lejos y es seguro.
Seguimos caminando media hora más hasta que llegamos a nuestro destino: un pequeño lago congelado.
—¡Guaaaaa! —gritó Anna mientras se acercaba corriendo a la orilla.
—Qué bonito —Mio también estaba impresionada: mi plan había sido un éxito.
—Sí, ¿verdad? —volé hacia el lago y me posé sobre el hielo— Lo vi cuando vine a buscar a mi papá. ¡Vengan, es seguro!
Mio tenía sus dudas para acercarse pero Anna no lo pensó dos veces y se metió en el hielo... solo para resbalarse: yo empecé a reír.
—Para poder patinar necesitan practicar su equilibrio.
Una vez que Mio estuvo sobre el hielo también, empecé a enseñarles cómo hacerlo: a ambas les costó un poco de trabajo al principio pero luego se movían con más libertad.
—¡Qué
divetido! —gritó Anna.
—Sí... —dijo Mio. Su estómago hizo ruidos y ella se detuvo apenada— Lo siento, ya me dio hambre...
—Entonces comamos algo y luego volvemos —sugerí.
—Ouuu... —dijo Anna desanimada: ella todavía no tenía hambre.
Mio fue la primera en salir y se alejó a buscar su mochila. Yo miré de reojo y vi que Anna se alejaba, pero más hacia el centro del lago.
—Vamos, Anna —la llamé.
—¡Una vuelta más!
Sonreí pero luego tuve un mal presentimiento: comencé a escuchar que algo crujía.
—¡Anna, regresa!
—¿Eh?
Pasó lo que temía: por donde ella patinaba comenzaron a hacerse fisuras en el hielo.
—¡Anna, alto! ¡Te caerás al agua!
Patiné rápidamente hacia allá para detenerla pero fue una pésima decisión: el hielo también comenzó a fracturarse donde yo estaba así que me detuve a un par de metros de ella.
—¡Jack! —gritó ella. Al menos ya se había detenido.
—¡Eso, quédate así! ¡No te muevas o te hundirás en el agua!
Ella parecía entender perfectamente en el peligro en que estaba, pues me obedeció y no movió ni un músculo.
—Jack, tengo miedo...
—No te preocupes, estoy aquí...
El hielo era tan vulnerable que no me atrevía a tomar impulso sobre él para volar o lo rompería: tendría que acercarme con cuidado. Empecé a avanzar pero el hielo se rompía más, así que los ojos de Anna comenzaron a llenarse de lágrimas.
—¡Se está
dompiendo!
—Anna —llamé su atención—: mírame a mí. No te asustes, esto es como un juego, ¿sí?
Miré de reojo una rama de árbol encorvada que estaba sobre el hielo, así que la tomé con mucho cuidado.
—Jack...
—Tranquila, piensa en cosas lindas: ¿qué te gusta hacer?
Anna comenzó a platicar sobre eso así que yo aproveché: de un movimiento, la jalé con la rama y la empujé hacia la orilla: desafortunadamente, mis movimientos bruscos rompieron el hielo bajo mis patas y caí al agua.
—¡Jack!
Comencé a hundirme rápidamente, como piedra: jamás se me había ocurrido aprender a nadar, a pesar de que sabía que Match Point hubiera podido enseñarme. Yo solo miraba cómo la abertura por la que caí se hacía más y más pequeña, así que me resigné: me ahogaría en cuestión de minutos. Cerré los ojos para esperar lo peor.
—Jack Frost.
Una voz que jamás había escuchado me hizo abrirlos de nuevo: frente a mí estaba una misteriosa Alicorn de piel oscura, con un largo cabello que parecía el cielo estrellado. En su flanco tenía una Cutie Mark de luna creciente. Me di cuenta que, aunque yo seguía flotando, me encontraba en un sitio oscuro y no en el agua, y no me asfixiaba.
—Jack Frost —volvió a hablarme— Permíteme presentarme ante ti: soy la princesa Luna.
¿La princesa Luna? ¿La hermana menor de la princesa Celestia? ¿Ella estaba hablándome a mí, un simple habitante de Ponyville?
—He visto lo que haces, Jack: traes dicha a los corazones de los potros y es justo lo que ellos necesitan. Vigilo sus sueños y me he percatado de que últimamente abundan las pesadillas.
—¿Pe... sadillas? —me di cuenta que también podía hablar.
—Yo no puedo ayudarlos a todos a enfrentar sus miedos —me explicó— así que necesito que tú seas mi guardián y les ayudes a combatir esos miedos. ¿Aceptas el papel que te asignado, Jack Frost?
Lo que ella me pedía parecía una gran responsabilidad, pero luego pensé en los potros: no podrían vivir felices si tenían miedo. ¿Y si ese miedo también se apoderaba del corazón de Anna?
—Acepto el papel, princesa Luna —respondí serio—. Seré su guardián.
La princesa asintió en respuesta, atrajo hacia ella con la magia de su cuerno la rama de árbol que yo había utilizado para salvar a Anna y comenzó a hacer un conjuro sobre él.
—Jack Frost, con este cayado te otorgo el poder que necesitarás para ser mi guardián. Cumple con tu deber para que los ponys vivan en armonía.
Ella me entregó el bastón y yo sentí como si él me jalara con fuerza hacia arriba: salí volando por el agujero del hielo y caí de pie sobre la nieve de la orilla del lago mientras tosía.
—¡Jack!
Mio se acercó a mí corriendo mientras me miraba preocupada. Anna llegó después pero noté que lloraba.
—¡Jack! —Mio llamó mi atención— ¡Qué pasó! ¡¿Estás bien?!
—S... sí.
Yo miraba todo muy confundido: ¿había sido un sueño o había pasado de verdad? Me di cuenta que sostenía el cayado y pensé que, tal vez, no habían sido alucinaciones. Dejé de pensar en eso cuando escuché a Anna llorar.
—Ya, Anna... —me acerqué a ella— Estoy bien, ¿ves?
—¡Tuve miedo! —me miró con ojos llorosos.
—No tienes por qué tener miedo: estás a salvo conmigo —la abracé con mis alas.
—¡Jack, tu flanco! —gritó Mio.
Volteé a mirar: tenía una Cutie Mark en forma de un copo de nieve que es llevado por el viento. Me di cuenta que había encontrado mi talento y sonreí.
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Reportes:
1.
https://sinnombre.hooxs.com/t830p75-la-escuelita#559432.
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¿Me califican? :D :D